“Todo es negocio“: Cambios que enfrenta el sector rural en Bolivia

 

En estos últimos años, tras la caida de los precios internacionales del gas y de otras materias primas el gobierno boliviano ha generado un viraje en el discurso y las acciones. Tras años de bonanza, Evo Morales se va acercando mas a la empresa privada y a las inversiones extranjeras „el tiempo de justicia social ha transcurrido y ahora se debe pasar a la riqueza plural“.

 

Con un fuerte control estatal, se abren las puertas a la inversión privada, se hacen “negocios”, se expande la frontera agrícola para la producción industrial de soya. El „Vivir bien“ queda como discurso y en la práctica se apuesta por una política extractivista, donde lo que importa es el ingreso inmediato.

 

Las estadísticas macroeconómicas en el país se muestran „positivas“. Bolivia con un 4,3% de crecimiento del PIB en el año 2016 cuenta con la mayor tasa de crecimiento en la región. Sin embargo, estas cifras no reflejan un crecimiento estructural o de la industria, mas bien existe un crecimiento de la economía informal.

 

La disputa entre conservación de la madre tierra y lo discursivo del desarrollo económico se ve claramente en la reciente abrogación de la ley 180 para proteger el „Territorio Indígena y Parque Nacional Isiboro-Secure (TIPNIS), que el gobierno de Morales promulgó tras una lucha que duró años. En nombre del progreso, el gobierno esta decidido a construir una carretera que atraviesa el medio de este parque nacional, destruyendo bosques y afectando a poblaciones indígenas (yucaré, moxeño y chiman).

 

Pero no solo se trata de expandir la frontera agrícola para la producción de soya, sino también de facilitar el camino al cultivo de la coca que están ligado a actividades ilícitas.

 

 ¿Es posible el cambio social respetando la madre tierra, que promueva la agricultura sostenible y la seguridad con soberanía alimentaria?

 

La „Fundación Tierra“ que es una organización no gubernamental creada en 1991 busca ideas y propuestas para el desarrollo rural sostenible de la población indígena y campesina.

 

Según un reciente estudio de TIERRA (Eyzaguirre, 2016) se demuestra que la agricultura en Bolivia esta dominada por pequeñas unidades productivas el 98% (de 871.927 en total) corresponden a este segmento que se puede denominar de agricultura familiar, frente a solo el 2% que pertenecen a la agroindustria o agricultura empresarial.

 

Este panorama puede llevarnos a la conclusión indiscutible de la importancia de la agricultura familiar en la economía boliviana, sin embargo la predominancia demográfica no lo es en cuanto a superficie y valor de producción.

 

La agricultura familiar es dispersa y controla muy bajas superficies y activos, dentro de este 98% se clasifican a estas unidades de acuerdo a la cantidad de superficie cultivada, la tenencia de ganado y el uso de la mano de obra familiar. Las “unidades familiares de subsistencia” son las que cultivan menos de 1,5 ha, tienen hasta 5 vacas y utilizan un 75 % de la mano de obra familiar. Ubicadas principalmente en el Altiplano, estas unidades son las mas pobres, las de menor productividad, las que enfrentan las condiciones mas adversas y representan el 56% de la población ocupada en la agricultura familiar. Muchas de ellas funcionan aún bajo los principios de la comunidad y del Ayllu, le dan a la agricultura mas sostenibilidad y no estan inmersas en la lógica de ganancia inmediata. Estas unidades tradicionalmente fueron la base para la seguridad alimentaria en el país, rol que va declinando continuamente.

 

La agricultura familiar ha perdido en las últimas décadas en importancia económica. El 56% del Valor Bruto de la Producción viene de las unidades agroindustriales que producen soya y estan manejadas por las empresas internacionales (ADM-SAO, Fino, Cargill y Gravetal). Se trata de monocultivos, intensivos en capital que utilizan transgénicos, pesticidas, fertilizantes, etc.

 

Aquí el gobierno apoya claramente la ampliación de la frontera agrícola para su uso intensivo.

 

Esta claramente establecido que un modelo de agricultura familiar sostenible es menos rentable económicamente que una agricultura empresarial a escala. Aunque estan por demás demostrados, los beneficios de la agricultura familiar no siempre es un camino que siempre se adopta para lograr autosuficiencia alimentaria. Por ello el autor del mencionado estudio cuestiona la coexistencia de estos modelos tan disímiles en el desarrollo. La agricultura familiar no es competitiva con la agricultura empresarial.

 

En el caso de las unidades de agricultura familiar, si es que hay excedentes para la venta en el mercado interno estas tienen que enfrentar la competencia debida a la actual política de libre importación de alimentos, dólar barato y subsidios al consumo de alimentos. Los bajos precios desincentivan la propia producción pero también cambian los hábitos de consumo. Se cultivan cada vez menos productos tradicionales como la papa, oca, etc. se prefiere el fideo, el pollo, etc. Bolivia no abastece nisiquiera su producción de trigo pese a los esfuerzos del gobierno boliviano, aún importa de los países vecinos.

 

Además, la agricultura enfrenta fuertes efectos climáticos como el de la sequía en el año 2015 que seco el lago Poopo (1.340 km²) y afectó a amplios sectores de la población rural. Esta escasez de agua se extiende y agudiza el año 2016 en muchas regiones del país.

 

El olvido en que se encuentran comunidades durante siglos, los no solucionados problemas de la tierra, llevan a los agricultores a buscar alternativas y migrar a las ciudades. Es común la agricultura a medio tiempo y la pluriactividad para generar ingresos fuera de la propia agricultura.

 

Actualmente existe una creciente demanda de trabajo asalariado especialmente en la construcción en las ciudades. Pero también en actividades ilegales ya sea de contrabando o en la producción de cocaina en la que se han visto involucrados olvidados „pueblos fantasmas“ en el Altiplano.

 

Las actividades del sector informal en las ciudades no tienen control. Las calles estan llenas de comerciantes que venden productos pirateados en gran estilo. Pero también existen un sinnúmero de trabajadores de la calle (lustrabotas, vendedores de dulces, etc.) que a penas logran cubrir sus necesidades diarias básicas.

 

„Todo es negocio“ esta es la alternativa que se le presenta al agricultor en las ciudades, el gran negocio del pirateo, del contrabando, de la pobreza (prostitución, delincuencia, etc).

 

Sobre ello no hay estadísticas.

 

Parece ya no ser posible crear condiciones para que los agricultores se queden en el campo. Sin embargo hay algunos proyectos aislados de desarrollo local y comunitario que trabajan en ello.

 

El camino que han tomado muchos de los agricultores es convertirse en „agricultores a medio tiempo“. Los llamados “residentes“ van a trabajar a las ciudades pero no pierden su tierra ni el contacto con la comunidad. Estan aqui y allá, se trata de una agricultura sin compromiso y sin futuro para el país.

 

Conferencia del año 2017 para la Asociación de Exalumnos del Instituto de Ciencias Regionales Lic. econ. Patricia Illanes Wilhelm, lic. rer. reg.

 

"Vivir bien" una alternativa para Bolivia?

 

En este siglo fueron Ecuador y Bolivia precursores en el Continente con la propuesta del “Vivir bien”, que es la traducción al castellano, de una expresión aymara que tiene mucho más sentido dentro de esa cultura.

 

¿Qué significa esto? Se trata, dicen sus teóricos, de una alternativa al actual modelo de desarrollo y crecimiento, basada en el respeto a la naturaleza, como parte de las concepciones en que se basan las culturas originarias.

 

Bolivia se llama hoy “Estado Plurinacional”. El Estado boliviano cuenta desde el año 2009 con una nueva Constitución, que reconoce a 36 pueblos indígenas y su derecho de determinación. Son 36, por haber reconocido 36 lenguas diferentes, que corresponderían a un diferente pueblo. Pero esto es bastante teórico, pues muchos de dichos pueblos, han desaparecido como colectividad viva y otros cuentan con unas pocas familias muy aisladas y sin fuerza económica y cultural. Estos pueblos, como muchos indígenas o no indígenas y mestizos, viven en la pobreza, fueron oprimidos desde la época de la Colonia y desde la fundación de la República fueron excluidos del poder.

 

En estos últimos años, como en muchos otros momentos de su historia, Bolivia estuvo al borde de una guerra civil. El año 2000, en Cochabamba, una de las tres ciudades más grandes del país, se intentó la privatización del recurso agua por parte de la multinacional estadounidense Bechtel. El año 2003 se produjo la llamada “guerra del gas”, contra la exportación del gas a los Estados Unidos a través de Chile y la demanda de su nacionalización.

 

El pueblo salió a las calles, hubieron violentos enfrentamientos, muertos y heridos. Ambas rebeliones se dirigieron contra el modelo liberal y los cuoteos de poder de los gobernantes que se dio especialmente desde 1985.

 

El año 2005 Evo Morales, con su partido Movimiento al Socialismo, ganó las elecciones presindenciales con 54% de los votos. Él es llamado el primer presidente indígena del país, a pesar de que no habla ningún idioma nativo y es en realidad un mestizo, que, por motivos económicos, emigró con su familia desde el altiplano a la zona cocalera del país, en el Chapare cochabambino. Allí se dedicó a cultivar coca y fue nombrado dirigente de los cocaleros. La coca es consumida tradicionalmente por una parte de la población boliviana y es asimismo la materia prima para producir cocaína.

 

Con Evo Morales, se dice también, fue posible la revalorización de lo indígena: su cosmovision, idioma, vestimenta, rituales y su participación en el poder. El nuevo modelo económico, llamado “socialismo comunitario“, planteaba una nueva sociedad basada en los principios de la concepción indígena.

 

Pero esto fue solo en el discurso para que los nuevos gobernantes se aseguren en el poder. En los hechos, por ejemplo, la policía reprimió a la marcha indígena del TIPNIS que defendía su territorio para que no fuera dividido por la construcción de una carretera.

 

El aumento de los ingresos del Estado en los últimos diez años, especialmente el gran auje de los precios de las materias primas (gas, soya, minerales) permitió la redistribución de excedentes a los otros sectores y algunos proyectos sociales. Se distribuyeron „Bonos“ para estudiantes y futuras madres.

 

Sin embargo Bolivia sigue siendo un país exportador de materias primas. Los proyectos para la industrialización mostraron muchos problemas: retrazos debido a la mala planificación, ineficiencia, corrupción, etc.

 

Después de diez años de coyuntura económica favorable, la estabilidad del gobierno de Morales se ve amenazada no sólo por la caída de los precios internacionales de materias primas sino por el propio descontento del pueblo. Hay conflictos sociales a los que no se han dado solución.

 

La insatisfacción de la población se ha visto reflejada en el referendo realizado en Febrero 2016 que rechazó la habilitación de Evo Morales para una reelección.

 

Los principios del „Vivir bien“, así como muchos otros discursos reivindicativos, fueron quedando como simples palabras, por la falta de voluntad política, o más bien, por haberse mostrado los verdaderos intereses políticos del gobierno. Además, es la economía global que define la dirección del país hacia un mayor desarrollo capitalista, en el que están muy bien encaminados los actuales gobernantes.

 

Conferencia del año 2015 para la Asociación de Exalumnos del Instituto de Ciencias Regionales Lic. econ. Patricia Illanes Wilhelm, lic. rer. reg.